Enfrentamiento entre fuerzas del orden y manifestantes. APG |
Por:
Jhocelin Caspa Sarzuri*
Jamás
en mi vida pensé ser testigo directo de la masacre que ocurrió la tarde de ayer
en Senkata (Distrito 8 de la ciudad de El Alto). Movilizaciones que empezaron
producto del conflicto político y social que vive Bolivia, y el operativo
policial-militar para desbloquear Senkata.
Todo
empezó cerca de Zona Franca casi por llegar a la riel, yo me dirigía a mi casa
que queda ubicada por Senkata. Es ahí cuando los militares hicieron parar el
minibús en el que me encontraba. No obstante, desde Senkata venía un convoy de
cisternas custodiado por varios efectivos militares y policiales, pasaron las
cisternas de gasolina, diésel y uno que otro camión con gas licuado de petróleo
(GLP). De repente, cuando todas las cisternas habían pasado, escucho hablar a
un oficial de policía que dijo: HAGAN UNA CORTINA Y VUELVAN!
Efectivamente
hicieron una cortina de gas porque todo se volvió blanco, es ahí donde veo los
primeros afectados por del gas lacrimógeno, entre ellos estaban jóvenes,
mujeres y niños. En ese instante, traté de ayudar en la medida que pude, y
decidí avanzar. Entre tanto, a medida que iba avanzando quise comunicarme con
mi papá porque dijeron que en la Planta de Senkata la situación estaba tensa,
pero la circunstancia impidió que me comunicara con mi familia. Mientras caminaba, veía a la gente tratar de
resguardarse. Había vecinos defendiéndose con lo que podían de la represión
militar, pero también había vecinos ocultándose del ataque descomunal de los
militares.
En
la carretera se observaba a varios grupos de vecinos impotentes a los que había
pasado. Al llegar a la Planta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos
(YPFB), vi a mujeres, hermanas aymaras arrodilladas pidiendo a los militares
que se vayan... Pedían a gritos ¡VÁYANSE...VA A SER PEOR...YA NO NOS MATEN...
SI QUIERES MATAME A MI!!
Mire
atrás y en una esquina de la carretera había bastante gente, ellos estaban
resguardándose de la represión militar y policial que había empezado, es ahí
donde pude percibir que ya había rumores de la existencia de un muerto. En ese
instante, me encontré con una amiga que no veía hace años, ella se encontraba
consternada por todo lo que había pasado y porque una de las mujeres que estaba
pidiendo paz a los militares era su mamá. Ella cómo cualquier otra persona se
encontraba preocupada por la vida de su madre, quiso acercarse a ella para
resguardarla, y en ese momento yo me acerqué a ella para ayudarla. Justo en ese
momento, es donde un militar se nos acercó y nos APUNTÓ CON SU ARMA y nos dijo:
¡NO SE ACERQUEN!
En
ese instante, sentí mucho miedo por lo que dijo el militar mientras nos
apuntaba con su arma. De repente vi que
de la puerta de Yacimientos sacaron una camilla y nos dieron para socorrer el
herido de bala que estaba detrás de nosotras. Tomamos la camilla y la
llevábamos para socorrer el herido, no tuve el valor de acercarme a ver en qué
situaciones se encontraba el joven, así que decidí ver que es lo que estaba
pasando en otros sectores cerca de la Planta de YPFB en Senkata. A medida que
iba avanzando la situación iba empeorando, cerca de Yacimientos se encontraba
una gran cantidad de gente, a la altura de la entrada que existe al municipio
de Achocalla. Varias personas trataban de resguardarse de la arremetida de los
militares contra los manifestantes. No obstante, hubo personas quienes se
defendían con lo que tenían: piedras, hondas, y resorteras frente a las balas y balines que venían de parte de
la represión militar y policial.
Justo
ahí llegaron dos o tres Tanques de Guerra, y la gente salto a las barricadas
que se habían construidas al lado de Achocalla para protegerse de cualquier
represión, porque existían efectivos militares y policiales que sí estaban
disparando contra la gente movilizada. Posteriormente, los vecinos que se
encontraban decidieron tumbar parte del muro de Yacimientos. El derrumbe del
muro de la Planta ya se veía en dos o tres o lugares. En Extranca de Senkata la
situación estaba peor. En ese lugar vi más heridos y muertos, la gente no podía
como defenderse de la masacre por parte de efectivos militares y policiales.
Después
de un instante, vi cuando un helicóptero desde arriba lanzó gases para
dispersar. En la Extranca de Senkata existen varios almacenes, tiendas, centros
de trabajo y lamentablemente todos tuvieron que sufrir las consecuencias.
Personas que solamente venían a buscar algo de alimento, porque ya se estaba
sintiendo el desabastecimiento de alimentos, y tuvieron que soportar la
gasificación y unirse a las manifestaciones, porque no se puede quedar
indiferentes con la defensa de los vecinos, que en muchos casos eran hermanos,
amigos y vecinos.
Después
de unas horas de la masacre, personal médico tuvo que caminar de un lugar a
otro para tratar de socorrer a nuestros heridos. Corrió el rumor de que había
gente infiltrada entre los vecinos, todos nos encontrábamos a la defensiva y
alerta de una posible nueva represión, mientras tanto se sentía el olor de los
gases que no te dejaban respirar y se empezaron a la quema de llantas para
poder dispersar el gas lacrimógeno campeaba en toda Senkata. El aire se tornaba
un momento negro y en otro blanco. Momentos después, ya por la noche se tuvo la
noticia que habían varios fallecidos y más de un centenar de heridos.
Familiares velan a los cuerpos en la Capilla de Senkata. APG |
Así se vivió parte de la Masacre en Senkata el 19 de noviembre del 2019.
*Historiadora.
*Miembro
de Warmi: Centro de Estudios de la Mujer.
*Miembro
de la Asociación de Historiadores de El Alto.
??????
ResponderBorrarque exige la gente que bloquea Senkata?
ResponderBorrarAhora, la renuncia de Añez por incapaz y asesina...
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